Columna editorial. Mayo 2022

ES UN DERECHO, NO UN SERVICIO…

Los sectores de la derecha no descansan en su intento persistente de avanzar con la privatización educativa y cercenar los derechos laborales y sindicales de la docencia en la Argentina.

El proyecto de ley para convertir a la educación en “servicio esencial”, presentado por quien fuera Ministro de Educación de Macri, y ahora Diputado Nacional Alejandro Finnochiaro, responde claramente a la cosmovisión neoliberal y a las exigencias de las fuerzas reaccionarias de la derecha que no dejan de presionar para convertir a la educación en una mercancía más.

El Diputado, que cuando le tocó ser ministro se encargó de llevar adelante el mayor ajuste en educación de los últimos tiempos, y quien unilateral y autoritariamente clausuró la Paritaria Nacional Docente en el año 2017, ahora pretende modificar la Ley de Educación Nacional en su principio fundamental que es concebir a la educación como un derecho social.

Además de esto, ataca una vez más a la organización sindical docente, poniéndose en contra hasta de las disposiciones de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), que establece expresamente la educación no puede ser considerada un servicio esencial. Como así también va en contra de la Constitución Nacional, que en su artículo 14, define a la educación como un derecho.

En representación del pensamiento más rancio que hoy habita en la Argentina, Finnochiaro arremete con un planteo que atrasa más 100 años, y vuelve a hablar de la educación como servicio y como un privilegio sólo para pocos, pretendiendo profundizar las desigualdades en el acceso y el ejercicio de este derecho. Más allá de toda la parafernalia legislativa y las falacias esgrimidas, este proyecto que plantea que la educación sea un «servicio esencial», como cualquier otro servicio, que se vende y se compra, en el fondo no hace más que abrir las puertas de la privatización y mercantilización educativa.

Desde la derecha tramposamente hablan de la educación como algo “esencial”, porque lo que en realidad buscan es limitar el derecho a huelga, la posibilidad de reclamo y las exigencias de las trabajadoras y los trabajadores sobre las condiciones laborales; y por eso el rechazo es categórico desde nuestra organización sindical.

La idea de entender a la educación como un servicio da cuenta de la prevalencia de lo económico por sobre lo social a la hora de legislar. Y estas fuerzas legislativas que hablan del permanentemente del “cambio”, en realidad no hacen más que presionar para volver a las estructuras sociales conservadoras, organizadas en la naturalización de la desigualdad, bajo la concepción de una docencia al servicio de las reglas del mercado y con la idea fija de tratar a las y los trabajadores como simples empleados de un ministerio y no como sujetos protagónicos de los procesos pedagógicos.

Ya es sabido que desde las posiciones políticas neoconservadoras siempre se pretende incidir en la opinión pública diciendo que las huelgas perjudican a las y los estudiantes, a lo que desde nuestra organización respondemos que cuando hacemos paro seguimos enseñando y educando, porque enseñamos a luchar por los derechos, y a construir conciencia crítica por una sociedad justa e igualitaria.
Desde CTERA vamos a seguimos luchando en defensa de la educación pública y para que estas ideas reaccionarias no prosperen, para que se garanticen los derechos laborales conquistados y para que se siga avanzando en el logro de más derechos sociales.

Miguel Duhalde
Secretario de Educación CTERA
Buenos Aires, 23 de mayo de 2022.