En un escenario de creciente aumento de la pobreza, donde según cifras oficiales (INDEC, segundo semestre 2024) en el que 6 de cada 10 niños/as son pobres (66,1%) y 3 de cada 10 están en situación de indigencia (27%), y en un contexto de aumento del desempleo, pérdida del poder adquisitivo del salario, desmantelamiento de áreas claves del Estado para atender a las infancias, y recortes de programas específicos de política pública nacional, se ha incrementado el hecho de que niños, niñas y adolescentes se vean forzados a realizar trabajos, incluso llegando a ser víctimas de las peores formas.
Para erradicar el trabajo infantil y garantizar el derecho a la educación tenemos que recuperar la justicia social. Actualmente está naturalizado creer que los niños y niñas trabajan para que la familia mejore sus condiciones de vida; sin embargo, el trabajo infantil agudiza y reduce las posibilidades de salir de la pobreza, ya que al trabajar tienen dificultades para sostener su escolaridad, y muchas veces deben abandonar la escuela, lo que condiciona su futuro.
Este 12 de junio es una oportunidad para visibilizar que los derechos de nuestras niñeces están cada vez más relegados.
