No casualmente elegimos esta fecha -el 23 de mayo- para esta realización, ya que se trata del día en que convergió la Marcha Blanca en 1988, y que desde entonces celebramos como el Día Trabajador de la Educación. Esta movilización que había nacido cuatro días antes en todas las provincias del país, se inserta en el medio de una historia de luchas y resistencias.
Entendemos que nuestro rol como colectivo de trabajadores de la educación está indisolublemente unido a la tarea de reafirmar la escuela como lugar de defensa de la educación pública y de los derechos humanos. Por esto, rescatamos la memoria de los trabajadores detenidos, desaparecidos y/o asesinados por luchar. Esta tarea, la de retomar ese legado, es imprescindible para afrontar la lucha por un presente y futuro mejores.