– ¿Cómo están los salarios docentes en el país?
– El tema salarial indudablemente que si lo comparamos con nuestro punto de partida, que fue cuando iniciamos las negociaciones paritarias nacionales, ha mejorado notablemente, tanto en términos de salarios de bolsillo como de blanqueo salarial. De todos modos no es que hayamos llegado a nuestras metas, por eso vamos a seguir trabajando y peleando fuertemente para que el docente pueda vivir dignamente trabajando en un solo cargo y que ese cargo contemple las horas áulicas y las horas destinadas al resto de las tareas pedagógicas, como son planificar, evaluar y las tareas con la comunidad educativa. Es un trabajo integral y para eso es importante que se respeten los ámbitos paritarios de discusión de las condiciones de trabajo.
– ¿Cuánto sería hoy un sueldo digno para un docente?
– En realidad es difícil de medir porque hay diferencias regionales muy importantes y por ejemplo el costo de vida del Chaco es muy diferente del de la Patagonia y además no tenemos elementos confiables porque las estadísticas del INDEC no convencen y tampoco las estadísticas privadas son confiables porque responden a intereses de grupos empresariales. Por eso una de las cuestiones que hemos planteado desde la CTA en el Consejo del Salario es que se cree una comisión que pueda definir claramente cuál es el valor real de la canasta familiar.
– ¿Qué le van a plantear a la ministra de Educación en el encuentro que van a mantener?
– Hemos visto con mucha preocupación que hay un planteo para modificar el Estatuto docente a través de una comisión que se crearía por ley. Desde ya que estamos en total desacuerdo y no a que se pueda modificar porque entendemos que a este tipo de estatutos siempre hay que actualizarlos. Pero en esta provincia que tiene paritarias, la modificación se tiene que hacer a través de las paritarias y no por ley. No podemos permitir que mayorías circunstanciales que dan las elecciones partidarias legislen sobre nuestras condiciones de trabajo.
– Cada vez que hay una medida de fuerza se plantea cuál derecho está primero, si el de hacer huelga de los docentes o el de aprender de los chicos. ¿Cómo se compatibilizan?
– Ambos derechos no son incompatibles, el derecho de huelga es una de las garantías constitucionales y por supuesto que en la ley de los ciento ochenta días está salvaguardado. Nosotros creemos que si todos los gobiernos obraran responsablemente y con tiempo hicieran sus negociaciones salariales atendiendo los legítimos reclamos de los docentes y paralelamente todo el año se estuviera trabajando con el tema de las condiciones de trabajo y de infraestructura, que es otro de los grandes problemas por los cuales se pierden días de clases, habría una conflictividad muy baja porque nuestra voluntad de diálogo está siempre. Por eso les asignamos la mayor de los responsabilidades a los gobiernos.
– San Juan tiene la particularidad de que en los últimos años se viene judicializando el conflicto docente y se obliga a los maestros a volver a las aulas. ¿Usted qué opina?
– Es una práctica con la que estamos totalmente en desacuerdo y por eso rechazamos la judicialización porque primero están las paritarias y es en esa instancia donde deberían resolverse los conflictos.
– ¿Cómo está marchando el plan de entrega de computadoras?
– Nos parece bien la entrega de computadoras, el plan está en marcha y habrá que verlo. Recién ha comenzado y sus efectos todavía no se pueden medir. De todos modos nosotros no ponemos un eje en la cuestión tecnológica para la mejora de la calidad. Es una herramienta importante y es bueno que nuestros estudiantes tengan acceso a esta tecnología más allá de su nivel social, pero no es esto lo que va a resolver el problema de la calidad educativa sino que hay que mejorar las condiciones para enseñar y aprender.
– ¿En qué, por ejemplo?
– Por ejemplo en que en algunas escuelas hay problemas de conectividad. Las computadoras que no estén conectadas a Internet sólo son máquinas de escribir sofisticadas.
– ¿Se van a cumplir los ciento ochenta días de clases este año?
– Es difícil medirlo porque lo que no aparece en los medios son los días que se pierden por problemas de infraestructura. En realidad nosotros planteamos que deberían haber el doble de horas de clases porque la mayoría de las escuelas deberían ser de jornada completa. En realidad decimos que no nos alcanzan ciento ochenta días de clases.