Hay personas que expresan en su actuar una síntesis de la época que les tocó vivir.
Agustín Tosco, fue uno de ellos.
Hijo de una familia de emigrantes campesinos del Piamonte, se educó en la Escuela del Trabajo, Artes y Oficios “Presidente Roca” de la Ciudad de Córdoba; y posteriormente se inscribió la Universidad Obrera – Universidad Tecnológica Nacional –; para estudiar la carrera de Técnico Electricista, que posteriormente abandona.
En 1949 se incorpora a la Empresa Provincial de Electricidad, en el taller electromecánico; donde al poco tiempo será elegido Delegado Gremial de sus Compañeros.
Posteriormente, es electo Secretario General del Cuerpo de Delegados de Luz y Fuerza; y desde 1953, forma parte del Consejo Directivo de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza; hasta que es desplazado por la intervención militar, fruto del golpe de septiembre de 1955.
Si bien no adhirió al peronismo en sus orígenes; según su propio relato, en junio de 1955, concurrió a la CGT a reclamar armas para defender al Gobierno, en ocasión del bombardeo a Plaza de Mayo.
Tosco, ya sea desde su conducción en el gremio de Luz y Fuerza de Córdoba, como parte de la dirección nacional de FATLyF, reivindicó una concepción de unidad de la clase trabajadora, en su condición de tal, más allá de sus posicionamientos partidarios.
Las luchas posteriores al golpe cívico-militar de 1955, lo encontró compartiendo debates y acciones con una amplia diversidad de sectores del sindicalismo argentino.
El proceso que se abre particularmente en la Provincia de Córdoba de normalización de la actividad gremial, en particular con la reorganización de la CGT Regional Córdoba, tendrá a Agustín Tosco como uno de sus principales protagonistas.
En este camino Tosco, conjuga con inteligencia la lucha por la concreción de los reclamos específicamente laborales de su rama de actividad; con la construcción de un sindicalismo con una perspectiva donde los intereses de la clase trabajadora, confluyeran con los otros sectores del campo popular.
El desarrollo industrial de la Provincia de Córdoba de la década del cincuenta y el sesenta, da lugar a una gran demanda de energía eléctrica; y en ese contexto, la conducción de Agustín Tosco en Luz y Fuerza, logra importantes incrementos salariales y la concreción de convenios colectivos y un estatuto muy beneficiosos para sus representados, destacándose en el panorama gremial local.
La concepción de la construcción gremial tiene su expresión en los Programas de la Falda (1957) y Huerta Grande (1962); pero fundamentalmente, en la construcción de la estrategia de la Unidad en la Lucha, donde convergen gremios y dirigentes de distinta extracción partidaria y tradición sindical. En función de ello, Agustín Tosco propicio la participación de su gremio en la experiencia de la DGT de los Argentinos de 1968.
El Onganiato, instalado en junio de 1966, constituyó un escenario propicio para que el proceso que venimos señalando encuentre su momento más fructífero, con la rebelión popular conocida como el Cordobazo, en mayo de 1969.
Este evento no fue un hecho espontáneo de masas; fue la síntesis de un proceso de acumulación y confluencia de debates, experiencias y decisión de dirigentes gremiales, donde la clase obrera organizada, acompañada de sectores medios y estudiantiles, dio un duro golpe a la Dictadura de Onganía.
Agustín Tosco, quien se asumía tributario del pensamiento marxista, junto a Atilio López y Elpidio Torres, ambos de raigambre peronista con sus diferencias; articulan una acción que es el sustento de la pueblada de mayo de 1969.
Luz y Fuerza, conducida por Tosco, también participa activamente en el “Viborazo”, revuelta popular que produjo la caída del dictador Marcelo Levingston.
Es fundamental comprender a Agustín Tosco, en este marco histórico. Por un lado, una Argentina que carecía del funcionamiento de las instituciones republicanas, pero que fruto del proceso iniciado en la década del cuarenta del Siglo XX, tenía en la rama industrial el sector productivo que se había ido fortaleciendo en las últimas décadas.
Ello significó, que se constituyera una clase obrera que, con la experiencia del peronismo y la fortaleza de los gremios, constituyera un actor central en el proceso político en desarrollo.
En este escenario se da una contradicción qué tensionará la situación de Agustín Tosco en el movimiento obrero. Su postura clasista imbricada en una perspectiva marxista, entra en colisión con la mayoría de los gremios, cuyas conducciones son peronistas; y bregan por el retorno de su líder, y el modelo nacional que este propició. La controversia que sostuvieron Agustín Tosco y José Ignacio Rucci, da cuenta de lo señalado.
Sin embargo, las posiciones de Tosco no sólo reciben cuestionamientos de los sectores peronistas. Mantiene actitudes solidarias y apoya sus luchas, pero no comparte posiciones de los llamados gremios clasistas del periodo, por ejemplo, el Sindicato de Trabajadores de Concord (SITRAC) y del Sindicato de Trabajadores de Materfer (SITRAM).
Agustín Tosco propicia el” Sindicalismo de Liberación”, que propugna superar la lucha meramente reivindicativa y sectorial, y trabajar en favor de la confluencia de la unidad popular con un sesgo antioligárquica y antiimperialista.
En este marco, sostiene una postura marxista-socialista, donde se promueve la propiedad estatal-social de los grandes medios de producción y las herramientas centrales de la economía; a cuyos fines alienta la confluencia de distintas expresiones políticas y diversidad ideológica, que tengan como común objetivo el progreso y la liberación nacional.
El 5 de noviembre de 1975, en la clandestinidad dado las persecuciones a que era sometido, fallece Agustín Tosco.
Su muerte, el asesinato de Atilio López el año anterior, el ostracismo de Elpidio Torres, constituyen el quiebre de la síntesis que se había logrado pergeñar en las jornadas del Cordobazo, diluyéndose en la agudización de las contradicciones y enfrentamientos.
En el presente, la Argentina que tuvo como protagonista a Agustín Tosco y sus compañeras/os de lucha es sustancialmente diferente, tanto en su composición social como estructura económica.
Pero no todo es distinto, los sectores dominantes que por aquel entonces recurrían a los cuarteles para detener o abrogar procesos políticos en favor de las mayorías populares; hoy recurren a otros medios; pero siguen persistentes en sus objetivos.
Recordar a Agustín Tosco, en la etapa presente, debería poner el énfasis en un aspecto central de su accionar: La construcción de la unidad popular en la lucha.
Y ello, sólo es posible recuperando otro aspecto significativo del pensamiento del dirigente de Luz y Fuerza: El accionar gremial debe tener una perspectiva política. Lo cual implica entender que debemos acompasar la lucha por la emancipación nacional y la conquista de nuestras reivindicaciones laborales.