Es una buena noticia que se esté discutiendo que se pueda votar en forma no obligatoria entre los 16 y los 18 años. La mayor participación de los jóvenes en los mecanismos institucionales de elección de los representantes del pueblo que integrarán los poderes ejecutivos y legislativos, no puede tener otra consecuencia que el fortalecimiento de la democracia.
Se escuchan algunas voces contrarias que esgrimen mezquinas razones vinculadas a supuestas manipulaciones de los adolescentes.
Queda claro que si un adolescente de 16 años está habilitado por la ley a ingresar al empleo asalariado y puede ser ya juzgado por el régimen penal juvenil porque ha perdido su condición de inimputabilidad, cuanto más podrá, si así lo desea, emitir su opinión a través del voto acerca de quienes lo van a representar según lo que establece la Constitución. Hay quienes dicen que sería mejor que antes completen su educación, olvidando que en nuestro país votan los analfabetos, gracias a la lucha de varias generaciones no existe en la Argentina el voto calificado.