El día 5 de junio se llevó a cabo la 2da. reunión del año del Consejo Nacional de la Calidad de la Educación, convocada para analizar los resultados del operativo “Aprender 2023” y la línea histórica de los mismos, teniendo en cuenta los últimos años de implementación de las pruebas estandarizadas en nuestro país.
En esta reunión, funcionarios de la Subsecretaría de Información y Evaluación Educativa, presentaron un informe técnico que incluye el análisis del “Aprender 2023”, la comparación de la serie histórica y los argumentos sobre la corrección de los niveles de desempeño del operativo realizado en 2021.
En líneas generales, tanto las autoridades de la Secretaría de Educación, como las/os representantes académicos, gremiales y legislativos, coinciden en sostener que la línea histórica de los resultados en los últimos 10 años no presenta cambios sustantivos en los desempeños para las pruebas de Matemática y de Lengua. Entre 2013 y 2018 se observan sucesivas mejoras; mientras que la tendencia cae levemente durante el contexto de la pandemia, y si bien en 2022 hay una nueva mejora en el año 2023 se produce otra caída que, de todos modos, no es lo suficientemente significativa como para marcar una tendencia.
También se coincidió en la necesidad de realizar análisis sobre períodos más extensos y en perspectiva de “serie histórica” ya que, habitualmente, se realizan y difunden análisis que sólo comparan los resultados de un año con otro, simplificando y reduciendo las conclusiones a la medición de un número que, en realidad, presenta muchas dificultades técnicas y falencias metodológicas a la hora de hacer comparaciones; ya que los grupos evaluados no son siempre los mismos, las pruebas tampoco son iguales de un año a otro, las condiciones del contexto también cambian y las realidades provinciales son muy dispares, entre las principales variables para una correcta “comparación”.
Aún así, desde CTERA observamos que, a pesar de la “mala prensa” que tiene la educación en la Argentina (“los/as niños/as no saben leer”, “no resuelven problemas”, “la educación empeoró”, etc. etc.), los resultados de las pruebas estandarizadas en los último 10 años dan cuenta de una realidad educativa que, desde el punto de vista de los aprendizajes, no parece ser tan mala.
Por ejemplo, en la prueba de Lengua de 6to. grado, obtuvieron nivel satisfactorio y avanzado el 58% (2013), 67% (2016), 75% (2018); 71% (2021), 74% (2022) y 66% (2023).
Sobre estos porcentajes, también hay que tener en cuenta que alcanzaron el nivel “básico” el 24% (2013), 19% (2016), 18% (2018); 20% (2021), 19% (2022) y 22% (2023). El “nivel básico” corresponde a quienes: “distinguen los subgéneros trabajados de manera frecuente en el ámbito escolar; identifican y caracterizan al personaje principal en un cuento realista de autor; eligen el resumen adecuado; reconstruyen la secuencia temporal en cuentos breves de estructura canónica; reconocen la idea central a partir de inferencias; establecen relaciones de correferencia; reemplazan conectores de uso frecuente por otros equivalentes; reconocen el significado de vocablos de diferentes niveles de complejidad a partir del contexto lingüístico textual”.
En la misma prueba de Lengua, solo estuvieron por debajo del nivel básico el 18% (2013), 14% (2016), 7% (2018); 9% (2021), 7% (2022) y 12% (2023). No parecen ser números tan tremendos aunque, por supuesto, siempre es muy importante definir políticas para tratar de mejorarlos permanentemente.
Para el caso de las pruebas de Matemática, se observa una tendencia similar en la serie histórica, pero con porcentajes un poco más elevados de estudiantes por “debajo del nivel básico”: el 22% (2013), 18% (2016), 19% (2018); 22% (2021), 19% (2022) y 24% (2023).
Teniendo en cuenta la información presentada y, especialmente, esta última comparación entre los resultados no satisfactorios de Lengua y de Matemática, los referentes del sector académico (Flavia Terigi, Gabriel Brener, Mariana Maggio), del sector gremial (Miguel Duhalde) y legislativo (Blanca Osuna) realizaron una serie de cuestionamientos al Secretario de Educación, Carlos Torrendell, presente en la reunión.
El principal cuestionamiento estuvo dirigido a la falta de una planificación de política educativa por parte del Gobierno nacional que responda adecuadamente a la situación actual. En este sentido, se criticó el excesivo énfasis que se le está poniendo a los resultados de las pruebas estandarizadas por sobre otras necesidades y urgencias que demanda el sistema en un contexto en el que el gobierno nacional está llevando adelante un brutal ajuste en el campo de la educación.
En este sentido, se planteó que pareciera que ni siquiera están interpretando los resultados de estas pruebas (aún con todas las advertencias que habría que hacer respecto a la validez de las mismas); porque siendo Matemática la que presenta resultados “más bajos” con relación a Lengua, el gobierno actual no tiene ningún plan para el mejoramiento de los aprendizajes en dicha disciplina y, llamativamente, sólo presenta un plan de alfabetización para el área de Lengua que es donde mejores resultados se han obtenido, según sus propios dispositivos de evaluación. Un plan de alfabetización muy cuestionable tanto por el contenido como por las alianzas con el sector privad que ha establecido para llevarlo a cabo.
Con respecto al informe, también se cuestionó la diferenciación que se hace entre los resultados de escuelas estatales y escuelas privadas, ya que en realidad, el principal factor que influye, es la condición socioeconómica de las familias de las y los estudiantes. En tal sentido se criticó duramente la subejecución de los ítems del presupuesto referidos a las partidas para comedores escolares, la distribución de computadoras y libros, infraestructura, etc., porque son los que impactan fuertemente en los sectores más desprotegidos.
Otro dato que arroja el informe es que el paso de las/los estudiantes por el Nivel Inicial se ve reflejado en la obtención de mejores resultados con relación a quienes no transitaron por dicho nivel. Este dato contradice a la actual política referida a la obra pública que, entre otras cosas, ha suspendido la construcción de jardines de infantes en todo el país.
En síntesis, los resultados de las pruebas estandarizadas pueden ser de utilidad para tener cierta información sobre un aspecto del sistema educativo, pro los mismos resultan insuficientes para sacar conclusiones sobre la totalidad de la educación en nuestro país; menos aún para establecer sentencias del tipo: “los estudiantes no saben leer”. Desde CTERA consideramos que, complementariamente, se tiene que trabajar en la elaboración de otros indicadores y con otros dispositivos que permitan obtener información valiosa para la definición de políticas públicas en educación. Pero el mejoramiento de la educación no se resuelve solo con eso, además hace falta mayor inversión para infraestructura adecuada, equipamiento actualizado, formación docente permanente, salarios dignos, materiales didácticos para estudiantes y, fundamentalmente, entender que la educación es un derecho y no un servicio o una mercancía.