El miércoles 12 de mayo comenzó la Marcha de los Pueblos Originarios. La CTA y la CTERA acompañan la Marcha de los Pueblos Originiarios. Hugo Yasky, en La Quiaca, encabeza una de las partidas de estas histórica marcha.
“Volvemos a tomar la palabra”
Habla Hugo Yasky desde La Quiaca.
“Bueno, creo que haber estado en este inicio de una marcha que será histórica, es como ser parte de un alumbramiento, de un paso gigante que están dando las naciones originarias para dejar atrás un pasado de postergación, de explotación despiadada, de generaciones tras generaciones que han sobrevivido a un sistema de explotación, de exterminio. Todo eso que sabemos muy bien los que leemos la historia desde este lado, no desde el lado que la escribieron los poderosos, los dueños de las riquezas”.
Esto nos dijo Hugo Yasky, secretario general de la CTA. Y agregó: lo que más me impresionó, además de lo reconfortable que significa ver un pueblo en movimiento, fueron las palabras de un hermano guaraní. Y que dijo: Volvemos a tomar la palabra. Eso suena revolucionario. Suena bien.
– ¿Suena bien?
Es de maravilla. Tomar la palabra es un acto fundacional, es como comenzar la lucha por terminar con siglos de invisibilidad, que no te veo, que no sos. Esa mirada del otro que te niega, que hunde pueblos en el abismo. Entonces tomar la palabra tiene en la voz de un hermano aborigen un significado especial. En este lugar, La Quiaca nada menos, como símbolo y ver la decisión de los hermanos de tantas naciones. Representantes de todos los rincones de la patria iniciando una marcha que los tiene por protagonistas. Porque creo, esto es lo que importa, lo que resulta fundamental apreciar: aquí eso ya se presiente. Los pueblos originarios son los protagonistas de esta gesta que se inicia en esta columna. Me cuentan que otra sale de Mendoza y baja a Neuquen y, otra, viene del Nea, donde están los pueblos wichís, tobas, guaraniés. Eso suena como un grito.
Por eso estamos acá, saludando, dando nuestro apoyo. Y los trabajadores, como clase, no podemos dejar de ver en los hermanos un reflejo de nuestros propios sueños.