La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto negativo en el alumnado, el personal docente y otro personal educativo refugiados. En el Día Mundial de los Refugiados, los sindicatos de la educación instan a los gobiernos a garantizar una educación inclusiva y unas condiciones de vida, aprendizaje y trabajo decentes para todas las personas migrantes.
«La COVID-19 ha demostrado la importancia de la solidaridad mundial. Durante la reconstrucción se debe dar prioridad al alumnado y al profesorado refugiado, así como a sus familias. Junto con nuestras organizaciones afiliadas de todo el mundo, instamos a los gobiernos a garantizar una educación pública de calidad e inclusiva para las personas refugiadas, a proteger al profesorado y al alumnado refugiados y a reconocer la experiencia y las cualificaciones del personal docente refugiado».
– David Edwards, Secretario General de la Internacional de la Educación
El Día Mundial del Refugiado 2021 se centra en el poder de la inclusión. El tema de este año para el Día Mundial del Refugiado es: «Juntos nos curamos, aprendemos y brillamos».
El derecho a la educación en todas las etapas
Según el Informe de ACNUR sobre la Educación 2020 Unidos por la educación de las personas refugiadas, publicado antes de la pandemia, más de 1,8 millones de niños y niñas refugiados estaban sin escolarizar. Esta cifra equivale al 48 % de todos los niños y niñas refugiados en edad escolar.
El informe destaca que las opciones educativas para los niños y niñas refugiados se reducían drásticamente tras la educación primaria. Menos de la mitad de los niños y niñas refugiados que comenzaron los estudios de primaria llegaron a la secundaria. Solo el 31 % de los niños y niñas refugiados se matricularon en secundaria en 2019, aunque esto supuso un aumento de dos puntos con respecto al año anterior, lo que representa decenas de miles de niñas y niños más en los centros educativos.
En el nivel de primaria, la matriculación bruta de niñas y niños refugiados en la escuela se situó en el 77 %, nivel que se ha mantenido constante desde 2019.
El 3% de los jóvenes refugiados se matriculó en cursos de nivel superior —incluyendo la educación y la formación técnica y profesional, así como los cursos universitarios—. El porcentaje se ha mantenido año tras año.
En el caso de las niñas, el panorama ya era especialmente duro antes de la COVID-19. Casi todos los progresos logrados en la educación secundaria en 2019 fueron a favor de los niños: mientras que el 36 % de los niños refugiados estaban matriculados en la enseñanza secundaria, solo el 27% de las niñas lo lograron.
Según el informe, aunque los niños y las niñas de todos los países han luchado contra el impacto de la COVID-19, los niños y niñas refugiados se han visto especialmente afectados. Las cifras de la ONU muestran que 1600 millones de estudiantes en todo el mundo, incluidos millones de refugiados, han visto interrumpida su educación.
«La COVID-19 ha demostrado la importancia de la solidaridad mundial. Durante la reconstrucción se debe dar prioridad al alumnado y al profesorado refugiado, así como a sus familias. Junto con nuestras organizaciones afiliadas de todo el mundo, instamos a los gobiernos a garantizar una educación pública de calidad e inclusiva para las personas refugiadas, a proteger al profesorado y al alumnado refugiados y a reconocer la experiencia y las cualificaciones del personal docente refugiado».
– David Edwards, secretario general de la Internacional de la Educación
Internacional de la Educación: Proteger a las personas migrantes y aplicar las normas internacionales
La Internacional de la Educación insta a los gobiernos a:
• Proteger y respetar los derechos humanos de todas las personas refugiadas, incluidos los niños y niñas, jóvenes, docentes, personal de investigación y personal de apoyo educativo.
• Garantizar un acceso equitativo a la educación pública para todos los niños, niñas y jóvenes, incluidos los refugiados.
• Aplicar el Pacto Mundial de las Naciones Unidas sobre los Refugiados y abordar sin demora cualquier retraso que haya provocado la pandemia.
• Llevar a cabo auditorías de equidad en el sector de la educación para evaluar sistemáticamente el impacto del cierre de las escuelas y otras instituciones educativas en el alumnado, el profesorado, el personal de investigación y personal de apoyo educativo más vulnerables, incluidos aquellos con la condición de refugiados, y abordar urgentemente los principales problemas de equidad que se han visto agravados por la pandemia.
• Salvaguardar la dignidad y los derechos de las trabajadoras y trabajadores migrantes mediante la ratificación y aplicación del Convenio 143 de la Organización Internacional del Trabajo y otras normas laborales internacionales pertinentes, además de incluirles, independientemente de su situación migratoria, en las políticas de recuperación económica de COVID-19.
CTERA, participante en el 8° Congreso Mundial de la Internacional de la Educación realizado en 2019 en Bangkok – Tailandia – apoyó las resoluciones con respecto al drama de lxs refugiados: «la educación es esencial para la inclusión con éxito de los niños y jóvenes inmigrantes y refugiados en la sociedad». «Los educadores deben recibir los medios, la autonomía y el apoyo necesarios para atender de la mejor manera las necesidades de los niños inmigrantes y refugiados».
La importancia de la educación inclusiva se reafirmó en el 8º Congreso Mundial de la Internacional de la Educación, celebrado en 2019 en Bangkok (Tailandia). Los delegados y delegadas adoptaron la Resolución sobre la protección de los derechos de los niños y jóvenes inmigrantes y refugiados, que señala que «los gobiernos nacionales deben proteger a los niños y jóvenes inmigrantes y refugiados de la detención, la separación de sus seres queridos, el trabajo infantil, el reclutamiento forzado en grupos armados, la explotación sexual, el matrimonio infantil y la violencia».
La resolución subraya que «la educación es esencial para la inclusión con éxito de los niños y jóvenes inmigrantes y refugiados en la sociedad». «Los educadores deben recibir los medios, la autonomía y el apoyo necesarios para atender de la mejor manera las necesidades de los niños inmigrantes y refugiados».
El mismo Congreso, mediante la Resolución sobre la educación para los refugiados, expuso que 68,5 millones de personas se han visto forzadas a desplazarse en todo el mundo, de las cuales 25,4 millones son refugiados. Además, el 52 % de los refugiados son menores de 18 años y 7,4 millones están en edad escolar. Asimismo, denunció el hecho de que cuatro millones de niños refugiados no asisten a la escuela.
Esta resolución insta a la Internacional de la Educación y a sus organizaciones miembros a seguir colaborando con las campañas y las iniciativas que apoyan a los niños y niñas refugiados y a sus familias para que tengan acceso a una educación de alta calidad. Asimismo, les pide mantener la presión sobre los gobiernos nacionales y sobre las instituciones internacionales en relación con la Convención sobre los Derechos del Niño para que:
• Otorguen prioridad a la asistencia financiera destinada a la educación de las personas refugiadas, las personas desplazadas por la fuerza o los desastres naturales, y de aquellas que necesitan protección internacional;
• Permitan que el personal docente y el personal de apoyo educativo refugiados sigan ejerciendo su profesión en su nuevo país; y
• Brinden apoyo/formación a los sindicatos de docentes para que puedan responder al impacto de la crisis de refugiados en sus países/sistemas educativos y mejorar sus sistemas educativos a fin de garantizar el derecho universal a la educación sin exclusiones de ningún tipo.
Sindicatos de la educación proactivos en relación con los derechos de los refugiados
La Internacional de la Educación y sus organizaciones afiliadas se han mostrado activas sobre esta cuestión en todo el mundo.
Recientemente, las afiliadas a la Internacional de la Educación de la región africana han instado a los gobiernos a adoptar medidas enérgicas en favor de las personas refugiadas, migrantes y desplazadas, por ejemplo, poniendo en marcha planes de contingencia a todos los niveles para gestionar los movimientos de población a gran escala en tiempos de crisis, ratificando y aplicando los convenios de la ONU y de la OIT sobre las personas migrantes, o garantizando la formación gratuita y el desarrollo profesional continuo del personal docente migrante, refugiado y local para que puedan satisfacer las necesidades específicas de los niños, niñas y jóvenes migrantes.
En el Líbano, los sindicatos han advertido en varias ocasiones al Ministerio de Educación sobre el hecho de que el alumnado y el profesorado refugiado se enfrentan a una crisis educativa agravada por la COVID-19. Los sindicatos destacaron que la crisis de los refugiados sirios ha tenido un impacto significativo en un sistema educativo público ya debilitado, afectado en particular por la peor crisis económica de los últimos 30 años.
Desde CTERA, como integrante la Internacional de la Educación seguiremos exigiendo justicia y trato humanitario que garanticen los derechos humanos y sociales de todxs lxs refugiados.
En este día enviamos nuestra solidaridad y apoyo a lxs estudiantes y docentes refugiados bregando por sus condiciones dignas de vida.
Viernes 18 de junio 2021
Sonia Alesso
Secretaria General
Roberto Baradel
Secretario General Adjunto