Movilización popular para garantizar perpetua a los asesinos de los sacerdotes Murias y Longueville

El crimen fue el 18 de julio de 1976, a siete kilómetros de la ciudad de Chamical. Llevados con engaños, los curas fueron interrogados, torturados y asesinados a balazos en un lapso de horas, presumiblemente en las instalaciones de la Base Aérea de Chamical, centro clandestino de secuestros, torturas y tormentos, en la provincia de La Rioja.

Por Rogelio De Leonardi
Secretario de DDHH de CTERA

El secuestro se produjo en la parroquia de aquella ciudad de Los Llanos riojanos, donde desarrollaban su tarea como sacerdotes en el marco de la llamada Pastoral de Angelelli, el Obispo asesinado por las mismas fuerzas golpistas, sólo 17 días después, el 4 de agosto, a escasos kilómetros de aquél lugar, en el paraje conocido como Punta de Los Llanos. Durante estos 36 años, hubo intentos, nunca concretados, por llevar al banquillo de los acusados, a los autores del crimen de lesa humanidad: el ex comisario de la Policía provincial, perteneciente a la delegación de Chamical, Domingo Benito Vera (quien sería uno de los autores materiales); Luciano Benjamín Menéndez, ex Jefe del Tercer Cuerpo del Ejército y el ex Vice Comodoro, Luis Estrella. Estas tres fuerzas (Policía, Ejército y Aeronáutica), sumadas a la también acción devastadora de la Gendarmería Nacional, convirtieron a La Rioja en un verdadero campo de concentración.

Civiles como el entonces Juez Federal, Roberto Catalán, fueron cómplices y encubridores. Una máquina cívico-militar puesta en marcha mucho antes del 24 de marzo de 1976, encontró también en La Rioja sus cómplices y ejecutores necesarios. La delación y las declaraciones obtenidas mediante tormento, fueron moneda corriente.

La puesta en marcha del Operativo Independencia en la provincia hermana de Tucumán, aportó la captura y posterior desaparición física de los primeros jóvenes estudiantes riojanos en aquella provincia; a lo cual se sumaban otros en Córdoba, la propia ciudad de La Rioja y lugares del interior. Una veintena de hombres y mujeres, de distintos oficios y procedencias, no sólo estudiantes, ya poblaban las cárceles riojanas desde febrero de 1975, un año antes del golpe.

Figuras señeras como la de Monseñor Enrique Angelelli, el periodista Alipio Eduardo Paoletti, director-fundador del diario El Independiente (primer diario cooperativo de nuestro país); y José De Leonardi, también periodista, fundador del Partido Comunista de La Rioja, señalaron rumbos a generaciones de riojanos y riojanas que, en muchos casos, entregaron sus vidas en la desigual lucha por la liberación nacional y social, y por el socialismo; por una patria justa. Es el caso de los 33 jóvenes detenidos desaparecidos de La Rioja; el asesinado laico Pedernera, los propios Murias y Longueville, y el Obispo Mártir…

Hoy, la noticia es que comenzó el juicio en el Tribunal Oral Federal de La Rioja. El tránsito sobre la Avenida Perón, sede del Correo Argentino, donde funciona dicho Tribunal, se vio interrumpido durante casi todo el jueves 16 de agosto. El hostigamiento constante de los defensores de los torturadores, encuentran eco en los jueces de la democracia. Lograron, en horas, la complicidad de José Camilo Quiroga Uriburu; Carlos Lascano y Jaime Díaz Gavier (jueces), para la prisión domiciliaria del “Chacal” Menéndez, Estrella y Vera. Detrás del empecinamiento por brindar un buen pasar, en lugar de la cárcel común a la que son acreedores por sus crímenes aberrantes, está el blindaje del poder político local y el secretario del Tribunal Oral Federal 1º, Pablo Bustos Fierro.

Frente a la sensación de impunidad, sólo la movilización popular traerá el juicio y castigo a los represores Menéndez, Estrella y Vera, quienes deberán responder en grado de coautores, por los delitos de doble homicidio calificado, privación ilegítima de la libertad seguida de tormentos y muerte agravada.