En el día de la fecha, jueves 24 de noviembre, se llevó a cabo en la sede de CTERA una reunión convocada por la Secretaría de Educación, en el marco del “Espacio para el debate político-pedagógico”, a los efectos de compartir informes de investigación e intercambiar información sobre la temática de la “evaluación educativa”.
La reunión estuvo encabezada por Miguel Dhualde – Sec. de Educación de CTERA – con la participación de representantes de las Secretarias de Educación de ATEN, ATEP, AMSAFE, AMP, UTE, UTELPA, UDAP y del Instituto de Investigaciones “Marina Vilte”, como así también pedagogos/as e investigadores/as de CLACSO, Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”, Fundación “Germán Abdala”, Asociación de Graduados en Ciencias de la Educación (AGCE), CONADU y Universidades de La Plata, UBA, UNIPE, UNPAZ, UADER, UNLA, UNQ, UNAHUR, Mariano Acosta.
El intercambio de opiniones estuvo centrado en la necesidad de construir un posicionamiento respecto al lugar que se le está dando desde la perspectiva tecnocrática del actual gobierno al uso de la información que brindan los operativos de las pruebas estandarizadas con el PISA y el APRENDER 2016.
Claramente quedó planteado que el actual Ministerio de Educación no hace más que presentar la información como un fin en sí mismo, bajo el supuesto de que esa misma información sería capaz de producir los cambios que se necesitan para la escuela.
Es muy evidente que las políticas educativas que hoy se intentan imponer, nos quieren hacer retrotraer a un escenario de reforma política-educativa propio de los años ´90, reduciendo la concepción de “evaluación” a un simple dispositivo de pruebas estandarizadas basadas en ítems cerrados, que, a lo sumo, podrán establecer si el aprendizaje de determinado tema se produjo o no, pero que no aporta nada a la hora de repensar y resignificar las prácticas educativas y las estrategias didácticas.
Evidentemente la lógica de este gobierno es generar un escenario en el que todo el tiempo los estudiantes y los docentes sean evaluados. Y bajo la consigna de la “cultura de la evaluación” generan dispositivos que operan sobre las subjetividades no sólo a partir de las interpretaciones de los resultados que se van a obtener, sino que también operan durante la aplicación de las pruebas, tomando a los niños y jóvenes como objetos bajo presión de un única prueba que homogeniza y controla con criterios externos y extraños al proceso de enseñanza y aprendizajes propio de las culturas escolares de cada contexto.
El macrigatismo plantea un modelo de información sobre los resultados de las pruebas para que sean las propias escuelas las que intenten modificar las prácticas pero se desentiende de la proyección de políticas generales para el mejoramiento del sistema en su conjunto.
Tal como lo aportara un participante de la reunión, “el pensamiento liberal toma la parte por el todo” y eso está haciendo el macrigatismo con la evaluación; tomarla tratando de hacer entender que con la evaluación se soluciona todo problema educativo.
En este sentido se torna imperioso desmontar en el imaginario social y en la base docente esta ficción que se monta desde el conservadurismo educativo. El problema radica en que este gobierno centra su política en “el dato estadístico” como si se tratase de una verdad revelada, desconociendo la dimensión política que todo dato tiene. Y con un discurso simplista reducen la verdadera complejidad de la problemática social y educativa.
Buenos Aires, jueves 24 de noviembre de 2016.
Miguel Duhalde
Sec. de Educación
Sonia Alesso
Secretaria General