En esta semana, la Secretaria de Educación de la Nación envió a la CTERA el documento “Transformación de la Escuela Secundaria” para su análisis. Al respecto, expresamos nuestra preocupación tanto por el contenido de dicho documento como por lo extemporáneo del envío ya que en los primeros días del mes de setiembre el CFE ya se apresta a aprobar este programa si tener en cuenta la voz ni perspectiva de las organizaciones sindicales docentes.
Sin lugar a dudas, tal como lo venimos expresando desde nuestra organización, la educación secundaria necesita ser reconfigurada a los efectos de ampliar sus niveles de cobertura, permanencia y egreso, como así también para cualificar las trayectorias escolares de las y los estudiantes en relación a las nuevas demandas del mundo del trabajo y de los estudios superiores. Sin embargo, el modo y el sentido que el gobierno nacional pretende dar a este proceso, merece nuestro más enérgico rechazo ya que, una vez más, se trata de un intento de reforma que no tienen en cuenta las condiciones de trabajo docente ni la opinión de quienes día a día producen el hecho educativo en cada una de las escuelas.
El documento en cuestión sólo se enfoca en el estudiante, menospreciando la importancia que tiene el vínculo docente-alumno/a en todo proceso de enseñanza y de aprendizaje. Propone los ejes focalizados solo en el aprendizaje y no en las condiciones para la enseñanza: régimen académico, diseño curricular, acompañamiento a las trayectorias escolares. Solo se refiere tangencialmente a la enseñanza al plantear como un eje al “Desarrollo profesional de los equipos docentes y de gestión”.
El programa, que lejos está de considerarse una política educativa universal, comienza seleccionando 200 escuelas en todo el país (menos del 2%) y al respecto plantea que “se podrán incorporar al mismo las escuelas que así lo quieran”. Dejando librada la decisión el mero criterio de una escuela y no del análisis de una necesidad o situación concreta que así lo amerite.
Entre los principios que presenta el programa, imponen la idea de la “inversión inteligente”. Todos sabemos que esto no es más que un eufemismo para justificar las políticas de ajuste y la desinversión en educación que lleva adelante este gobierno desde el mismo día que asumió Javier Milei como presidente de la nación. No se puede llevar a cabo ninguna reforma del sistema si no se destinan los recursos financieros suficientes para garantizar las condiciones dignas en su implementación.
En cuanto a los contenidos, el programa clara y explícitamente refleja la perspectiva tecnocrática que equipara a la escuela con el funcionamiento de una empresa. Desde una mirada propia de la “Nueva Gestión Pública”, presenta ejes de trabajo para “desarrollar las competencias necesarias…” esperando “formar jóvenes emprendedores, capaces de resolver problemas y de insertarse laboral”. En el diseño curricular plantean “un enfoque educativo centrado en el desarrollo de capacidades” y dan lugar a las neurociencias como una disciplina relevante para el nivel. Entre los principales temas, ponen énfasis en el Modelo de aprendizaje por habilidades/capacidades/aptitudes; habilidades socioemocionales; educación financiera. E imponen la idea de la “evaluación final en el último año de la secundaria”.
En el acompañamiento a las trayectorias escolares plantean que “el mundo digital, sobre todo con el surgimiento de la IA (…) ofrece un modelo de acceso a los saberes que la escuela puede tomar para repensar las propuestas de trayectorias de sus estudiantes”. El problema es que definen a los/as estudiantes como usuarios, proponiendo mecanismos participativos de premios e incentivos. Según el documento: “Las plataformas ofrecen a través de algoritmos, experiencias personalizadas, adaptando el contenido a las preferencias de los usuarios”. Claramente esto no es lo que esperamos de la educación por parte de las organizaciones sindicales. La inteligencia Artificial solo poder ser considerada como una herramienta para el uso crítico de la misma y no una ventana más al mercado de consumo. Nuestra idea es formar ciudadanos/os, no consumidores/as
Respecto al desarrollo profesional hablan de la “capacitación continua” pero fuera del horario escolar. E incorporan la idea de que “aquellos profesionales de la educación que han tenido una labor destacada logren el reconocimiento que se merecen. Sin evaluaciones sistemáticas y equitativas, esta tarea es imposible”.
Nos oponemos de lleno a este planteo y sostenemos que de ninguna manera el salario docente puede quedar atado a un criterio meritocrático o a la lógica del “premio/castigo”. Desde las organizaciones sindicales exigimos que se respete el principio de igual salario a igual trabajo y rechazamos todas las formas que pretendan diferenciar las tareas con criterios productivistas, discrecionales, punitivos e individualistas.
Ninguna transformación educativa será posible a espaldas de las y los trabajadores de la educación. Exigimos espacios de participación real, respeto por los procesos democráticos para la elaboración de políticas educativas y financiamiento suficiente para garantizar el derecho a la educación pública en nuestros país.
Secretaria de Educación – CTERA