Desde el año 2024 la CTERA viene cuestionando la política educativa del gobierno nacional centrada en la imposición de la educación financiera como una materia obligatoria para el sistema de formación de jóvenes y adolescentes, como así también se denunció la medida del gobierno que habilitó a que las y los jóvenes desde los 13 años de edad puedan operar en el mercado de capitales con bonos y acciones de empresas que coticen tanto en el país como en el exterior.
Desde nuestra organización sindical docente sostenemos que la educación financiera es una temática para tener en cuenta sólo si se la considera como una de las tantas dimensiones de las ciencias económicas; pero de ninguna manera puede imponérsela como la materia fundamental para entender la economía. Menos aún en un país como la Argentina, con tanta diversidad productiva y posibilidades para el desarrollo que van más allá de la mera especulación financiera.
La idea de la “financierización de la vida” que impulsa este gobierno resulta más repudiable aún en el actual contexto; en el que el mismísimo presidente está imputado en una causa por una estafa a escala mundial que se ha sostenido justamente en la especulación financiera con la utilización de los mismos dispositivos, aplicaciones, billeteras electrónicas y plataformas digitales que se proponen para enseñar a jóvenes y adolescentes de nuestro país.
En la CTERA consideramos que nada bueno podemos esperar de un proyecto pedagógico orientado desde la ideología de un gobierno que claramente pretende formar subjetividades especulativas basadas en el individualismo y en la idea del “emprendedor” como la única posibilidad de “salvarse” económicamente.
Nuestro cuestionamiento sobre esta perspectiva de “financierización de la vida” ya había sido planteado cuando, durante el gobierno de Mauricio Macri, se comenzaron a imponer medidas como la baja de edad para tener Cajas de ahorro bancarias, ofrecimiento de pasantías para entrenar a jóvenes en el trabajo precario y la enseñanza de la educación financiera al interior del sistema de educación pública a cargo de gerentes y CEOs de empresas privadas.
Por todo esto, hacemos nuevamente pública nuestra denuncia, ya que observamos que las iniciativas de la especulación financiera hoy se filtran en gran parte de los órdenes y las prácticas de la vida social, acompañadas de un discurso oficial que trata de imponer falsas premisas, tales como: “la educación financiera contribuye a la igualdad de oportunidades y a la equidad social”. En este sentido, el pensamiento de la derecha impone la idea de que “las oportunidades existen, están dadas y que son las personas las que no saben ni pueden aprovecharlas porque no tienen los conocimientos suficientes para operar en el mundo financiero, que es el que ofrece estas oportunidades” (Anibal Loguzzo).
No avalamos el proceso que impulsa este gobierno en el que se sostiene, tal como lo expresa Aníbal Loguzzo, una construcción discursiva que tiende a individualizar los riesgos sociales responsabilizando a las personas por su propio devenir. Este gobierno considera que “el pobre es pobre porque no se actualizó a tiempo, porque no se adaptó a los cambios, porque no tiene los conocimientos y habilidades financieras que le permitan aprovechar las oportunidades que ofrecen los mercados”.
En contra de todo esto, desde CTERA exigimos un “Estado presente” con políticas de inclusión, justicia social y garantía de todos los derechos colectivos; como así también esperamos que se investiguen seriamente los hechos que involucran al Presidente con la estafa mundial conocida como las “criptomonedas”.
El sistema educativo argentino no deber enseñar la especulación, el lucro o la timba; por el contrario, nuestro sistema de formación de la ciudadanía debe focalizarse, más que nunca, en la enseñanza de los valores democráticos, los derechos humanos, la solidaridad, la justicia social y la igualdad.